Cooper: Super Cachorro de la Semana
«Â¡Â¿Pero qué has hecho?!», exclamó mi tÃa al entrar al departamento. La miré confundido y con mi cabeza de lado. Momentos antes, yo habÃa descubierto un mundo detrás de las puertas del mueble de baño: todo tipo de texturas, cosas llenas de color que sonaban al caer al suelo, sustancias viscosas y un par de pedacitos de acrÃlico que no dudé en mordisquear hasta que se hicieron nada… ¡HabÃa hecho la peor de mis travesuras!
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Mi tÃa estaba molesta y se apuró a arreglar aquel terrible desastre. No era mi primera diablura, ya habÃa dado cuenta de un reproductor de DVD’s, del interfón, de las agujetas, abrà las llaves de la estufa y el gas se escapó… mi papá estaba valorando seriamente dejarme ir, quizá darme en adopción o regalarme. Fue entonces cuando mi tÃa me miró y dijo: «Cooper, llegó la hora de que le recuerdes a tu papá quién es él».
Soy un perro contento, activo y cariñoso. Disfruto todos los paseos con mi papá cuando salimos a andar en bicicleta, a correr o tan sólo a caminar por la noche. Amo los dÃas de lluvia, sentir el agua en mis patas, llenarme los pulmones cuando el aire sopla directamente sobre mi cara y me trae tantos olores. Me vuelvo loco cuando alcanzo a ver a otros perros y tarde se me hace para acercarme a ellos y jugar, jugar todo lo que se pueda.
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Tengo el mejor papá y lo digo en serio. Él fue por mà y le gusté desde que me vió por primera vez, sin embargo, no hace mucho que mi tÃa me abrazó y me susurró al oÃdo: «Fuiste tú quien eligió a tu padre. Estoy convencida». Puede ser. Lo cierto es que somos el uno para el otro.
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Mi papá decidió conservarme justo porque, tal y como me habÃa dicho mi tÃa, él recordó quién es: un hombre de retos, un hombre que no sabe darse por vencido. Me llevó a clases, aplicó lo que iba aprendiendo e hizo para mà un espacio que nada más es mÃo, con balcón incluido.
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Nos entendemos muy bien. Me conoce tanto como yo a él. Estoy pendiente de todos sus movimientos y, por las noches, si lo veo moverse en su cama, ahà estoy como su fiel guardián. Cuando me aseguro de que está bien y vuelve a dormirse, entonces me relajo.
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Además de hacer ejercicio conmigo, también me platica mucho. Soy su confidente.
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Vendrán nuevas aventuras porque tenemos muchas páginas por escribir. Quise contarles algo de mà y de lo feliz que estoy de tener un papá como el mÃo, un hombre que, llevándome en su corazón, sigue conquistando la vida un dÃa a la vez. Mi papá se llama Gerardo Gaytán Buenrostro.
Historia narrada por: Gaby Gaytán Buenrostro