Max: Super Cachorro de la Semana
Mi Super Cachorro se llama Max, tiene aproximadamente 6 meses y el mejor carácter del mundo. Max es un Labrador Retriever pero no de raza pura. Como dice mi cuñada de forma cariñosa, «es de otro código postal», pero para mÃ, Max es el ser más puro que conozco. A él le da igual si hoy te combinaste la ropa bien o te fuiste de payaso a la oficina, si vistes ropa de marca o no, si eres feo o guapo, si hueles bien o no te duchaste en 15 dÃas… Él siempre estará ahà para recibirte con una estupenda sonrisa, moviendo la cola contento de verte como si fuese su mejor momento del dÃa!
La historia de Max es divertida, tierna y dura al mismo tiempo. Un dÃa normal de trabajo, fui a comer a un restaurante detrás de la Torre Mayor acompañado por un amigo. Fue una buena hora, contamos chistes y reÃmos mucho. De repente entre los coches aparece un señor de aspecto muy humilde con una caja de cartón bajo del brazo derecho y lo que se asemeja a una bolita de pelo beige en su mano izquierda.
Fue cómo en una pelÃcula, toda mi atención se centró en esa bolita de pelo. Toda la alegrÃa que sentÃa en ese momento, desapareció convirtiéndose en la mayor de las lástimas y ternuras. En toda mi vida nunca habÃa visto la cara de un cachorro reflejando tanta tristeza y soledad.
Inmediatamente por todo el cuerpo me recorrió un sentimiento de necesidad y preocupación por el estado fÃsico y de salud de ese pequeño cachorrito. Le pedà al señor que se acercara con el fin de decirle que no podÃa llevar ese cachorro por la calle en esas condiciones. En ese momento mis manos cobraron vida solas como si estuviesen encantadas y le arrebataron la bolita de sus manos! Y ése fue el error… me enamoré!!!! :)
Max estaba en condiciones infrahumanas. Me dijo que tenÃa 1.5 meses pero cabÃa en una mano de lo pequeño que era. Seguro tenÃa menos y estaba en la calle vendiéndolo en vez de estar jugando con su madre y hermanitos… Apenas se movÃa y tenÃa los ojos prácticamente cerrados. Cuando lo tomé, sentà todas sus costillas de tan desnutrido que estaba, y al ponerle el dedito en la boca se lanzaba a chuparlo y morderlo en busca de alimento. Me rompió el corazón.
Al llevarlo al veterinario fue tan dura la impresión de la doctora, que me dijo que era necesario internarlo. Esa noche respondió perfectamente al alimento. Era tal su estado, que la preocupación de la doctora, que durante toda la noche nos estuvo llamando para ponernos al tanto de su evolución.
En mi casa nunca me dejaron tener ni perros ni gatos y en ninguno de mis planes actuales estaba adoptar un perro. Pero todos los dÃas doy gracias por que nuestros caminos se cruzaron y ahora Max es parte de mi vida y junto con mi novia y mi familia es el ser que más quiero en este mundo.
Historia narrada por: Sergio Vázquez