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¿Los antibióticos afectan la conducta de los perros?

Parece algo increíble: las sustancias que pueden llegar a salvarnos de infecciones mortales, tienen efectos secundarios que a veces ni imaginamos.

Por un lado, los antibióticos afectan de manera temporal y en ocasiones permanente la flora intestinal, conocida como microbiota. Se ha comprobando en estudios recientes que estas bacterias intestinales son de vital importancia y cuando su población se ve afectada de manera negativa, podemos esperar consecuencias graves que pueden incluir enfermedades neurológicas, trastornos como el autismo y el párkinson.

En estudios realizados con crías de ratones a quienes se les administraron antibióticos, se encontró que presentaron cambios en el comportamiento y alteraciones en la microbiota, lo que, como mencionamos, puede tener repercusiones neurológicas. Estos estudios sugieren que puede haber relación del uso de antibióticos con problemas de conducta en niños, aunque no ha sido demostrado, sin embargo, si se ha comprobado esta relación con ratones, podemos sospechar que este tipo de relación puede pasar también con los perros.

En otro tipo de estudios se ha comprobado la importancia e influencia de la salud intestinal en las emociones o “cambios de humor”. Por ejemplo, estados depresivos están relacionados a una flora intestinal pobre y debilitada puesto que una gran parte de las bacterias “buenas” que habitan en nuestros intestinos se encargan de mantener los niveles de serotonina en estado óptimo (la serotonina es un neurotransmisor también conocido como “la hormona de la felicidad”).

Por qué es importante considerarlo

Solemos recurrir con frecuencia a los antibióticos para combatir enfermedades comunes, como infecciones en vías respiratorias, infecciones estomacales, etc. y cuando recurrimos a ellos, lo hacemos sin informarnos sobre los efectos secundarios que pueden tener. Es probable que la administración de antibióticos juegue un papel importante en la conducta de nuestros perros y nosotros ni siquiera lo sospechamos.

Sin duda, durante el curso de una enfermedad, el individuo tiene cambios de ánimo, sin embargo el antibiótico puede ser un factor más que contribuye a estos cambios de conducta e incluso, como se mencionó anteriormente, causar alguna alteración nerviosa que se evidencie con conductas inesperadas.

En muchas ocasiones personas que conocen bien a sus perros y los observaron con atención durante el periodo de administración de antibióticos, notaron evidencia de esto, desde sueños intensos (el perro se encuentra muy agitado y despierta un tanto desorientado o alterado) hasta agresiones totalmente inesperadas dirigidas a miembros de la familia. Observaron que estas alteraciones conductuales desaparecieron una vez que los antibióticos dejaron de suministrarse.

Aunque la ciencia tarde en convertir una hipótesis en teoría, es vital que consideremos la relación ya observada entre la administración de antibióticos y conductas alteradas que no son comunes y frecuentes en el animal (humano o no humano). Al mismo tiempo, es un factor a tomar en cuenta cuando nos encontramos en el proceso de evaluación de conducta de un perro.

Lo más recomendable es únicamente usar antibióticos cuando el médico veterinario lo considera necesario y siempre preguntar o investigar sobre los efectos secundarios que puede presentar el individuo.

 

Referencias:
 “Cuidado con los antibióticos de pequeño: pueden alterar tu comportamiento de adulto”
Low-dose penicillin in early life induces long-term changes in murine gut microbiota, brain cytokines and behavior