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Citla, el vigía del Pico de Orizaba

En el Pico de Orizaba, una de las montañas más altas de México vive Citla, un perro de raza única que cuida a los alpinistas y los guía hasta el refugio.

Sus patas son gruesas, su pelo es largo y tupido y prefiere la libertad de la montaña y la cacería de conejos que una casa de cemento y croquetas. Citla conoce perfectamente todas las rutas de los alpinistas y cuando percibe que alguno se ha salido de camino ladra incansablemente para guiarlo al refugio, desde donde los acompaña hasta los más de 5 mil metros que alcanza la cima. Es el enfermero de aquellos que padecen “mal de montaña”, quienes agradecen sus cuidados compartiendo su comida con él, por lo que su alimentación se basa en proteína como pollo, sardinas, atún, salchichas, regalos de los visitantes y alguno que otro conejo que él mismo caza en la montaña.

Muchos se encariñan con él, quisieran llevarlo y darle una vida de comodidades, pero él no baja de los 4 mil metros y nunca ha permitido que alguien intente llevarlo, salvo la ocasión que fue agredido por el perro de un alpinista. Herido del hocico, con dos costillas y una pata fracturadas, con la yugular perforada, huyó a refugiarse en la Cueva del Muerto, donde lo rescataron.

Varios alpinistas se solidarizaron para cubrir los gastos de la atención veterinaria de Citla e Hilario Aguilar, alpinista legendario, lo llevó a su casa, le dio la atención necesaria y lo alimentó hasta su recuperación. Los veterinarios notaron los cambios físicos con los que Citla se ha hecho parte de la montaña: su corazón creció, la piel de sus cojinetes se engrosó para soportar la nieve y su pelo lo recubre de tal modo que pueda resistir las bajas temperaturas.

Hilario se encariñó con él tanto que deseaba que Citla prefiriera su hogar y sus comodidades que la nieve y la comida casual, pero Citla volvió a la montaña, feliz de sentir de nuevo la nieve entre sus cojinetes, el viento que no pasa su pelaje denso.

No se sabe cómo llegó ahí, ni qué edad tiene, pero los que más lo conocen lo recuerdan siempre al lado de los alpinistas, guiándolos por el camino correcto, advirtiendo su malestar, recibiendo sus caricias.

Fuente: http://www.eluniversal.com.mx/articulo/estados/2015/10/11/citla-el-guardian-de-las-nieves-del-pico-de-orizaba