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Cero desperdicios: Decisiones para transformar

             Actualmente se han hecho populares ideas que nos invitan a movernos, a decidir hacer algunos cambios en nuestro estilo de vida. Por cuestiones ecológicas o para cuidar nuestra salud, se nos apetece la idea de ir hacia productos más saludables. Esto podría impactar de muchas formas en nosotros, quizá podríamos decidir cambiar el refresco del desayuno por un jugo. “¡Buenísima idea! Empiezo mañana mismo.”

            Al llegar al puesto de jugos y tras saludar a la persona que despacha, le diremos que hemos elegido el nuestro. “Un antigripal, por favor”. “Grande”.

            El jugo está listo y pasa de la licuadora al vaso de unicel de litro, ése que tiene unas frutitas verdes, amarillas y rojas dibujadas. Parece que es especialmente hecho para esto.

            Luego, en un rápido movimiento aparecen:

            tapa,

            popote,

            y el jugo es nuestro.

            “Gracias”. Disfrutamos el primer día de nuestra nueva vida saludable y para rematar con otra acción igual de responsable, colocamos la basura en su lugar.

            Lo logramos, somos más verdes, ¿o no? Alguien como Lauren Singer, podrá mostrarnos que en este cotidiano evento, pudieron escapársenos algunas cosas.

            Lauren se graduó en Estudios Ambientales de la Universidad de Nueva York, llegando a ocupar el puesto de Manager en el Departamento de Protección Ambiental de la Ciudad de Nueva York, a pesar de su corta edad. Sin embargo, actualmente se dedica de lleno a una iniciativa que comenzó como un proyecto personal, a la búsqueda de una nueva forma de vida que fuese coherente con su manera de pensar: Trash is for Tossers (que sería algo como “La basura es para lanzadores”, en español). Y precisamente, ella se decidió a no lanzar más cosas a los botes de basura. El estilo de vida que promueve su movimiento pretende generar lo mínimo de basura posible. Y es que lo promueve con el ejemplo. ¡La basura que Lauren produjo durante tres años cabe perfectamente en un bote de unos 500 militros! Es aún más impresionante si lo dimensionamos con lo que pasa en Estados Unidos, en donde la persona promedio deja una huella de 2 kg de basura al día. ¿Será muy distinta la situación del lugar en el que vivimos? ¿cuánto de mi jugo forma parte de esos dos kilos?

            Lauren nos platica en este video acerca de lo sencillo que resulta, incluso es una tarea apta para perezosos, y cuenta con beneficios claros: 1) Permite ahorrar dinero, 2) Llevas una mejor alimentación, y 3) eres más feliz, como consecuencia de estas dos.

            Para poder realizar la transición, nos da tres simples pasos con los cuales empezar:

            1) Descubre qué es lo que hay en la basura:  conociendo qué produces puedes intervenir para aprender a reducirlo,

            2) Escoge objetivos pequeños que tengan un gran impacto, y

            3) Hazlo tú mismo: poder tener control completo sobre qué pongo sobre mi cuerpo. Nada de propilenglicol y cosas por el estilo, si yo no lo deseo.

            Bien, es natural que luego del video nos hagamos preguntas.  “¿Necesitaba mi jugo toda esa basura?”, que podemos responder con acciones tan sencillas como empezar a pedirlo en nuestra propia botella reutilizable.

            “Quiero ser recordada por las cosas que hice mientras estuve en el planeta y no por la basura que dejé en él.”, finaliza Lauren.

            Movámonos juntos con acciones que permitan crear un mundo más limpio, en donde nos demos cuenta del poder que nuestras pequeñas acciones tienen. “¿Por qué quedarnos con el ‘tiré la basura en su lugar’, cuando podemos comenzar a tener un ‘ni siquiera la produje’.”

Mira la plática de Lauren Singer y prueba el cambio que ella propone:

Visita el proyecto para la comunidad que podría cambiar el mundo: http://www.trashisfortossers.com/ y si tienes facebook, dale me gusta a la página: https://www.facebook.com/TrashIsForTossers