Macho
1 año 3 meses
Labrador

«Mi nombre es Simón, me gusta mucho jugar y estar con mi familia. Ellos me llaman por mi nombre pero también me dicen «Chimiritos» apodo que inventó mi abuelo y me encanta.

Mi mamá Gaby me invitó a compartir su vida y su casa a los 2 meses de edad después de haber sufrido la pérdida de mi hermanito Benji quien falleció un mes antes de que yo llegará. Ese perrito estuvo con ella desde que era pequeñita, la verdad fue muy difícil para ella, pero yo trate de quitarle su tristeza con mi cariño y travesuras.

Para mi suerte (relativamente) mis papás me adquirieron, o mejor dicho me rescataron, de un bazar de cachorros, recuerdo que cuando la vi no me quise separar de ella y ella de mi tampoco, por lo que ambos nos fuimos a casa.
Mis abuelos me recibieron con mucho cariño, me cuidaron y me dieron mucho amor, a los 3 días de haber llegado a mi nueva casa comencé a sentirme enfermo, recuerdo que mi mami me llevo inmediatamente al doctor dándome los medicamentos a tiempo. Ella pedía todas las noches al cielo para que me dieran la oportunidad de estar bien. Prometió no volver a adquirir perros en un bazar, cuidarme y protegerme mucho.

Pasó el tiempo y sané. Mi mamá ha sido muy responsable, ha procurado darme lo mejor. Hace mes y medio me envío junto con mi abuelo a la escuela para tener una mejor educación, se que le costó mucho esfuerzo, pero finalmente lo logro. Siempre me consiente, me compra mi comida, mis premios y mis juguetes, cuando me enfermo me lleva al doctor, siempre está al pendiente de que sea un perro feliz y querido por todos.

Mi familia me dice que soy un milagro de Dios y eso me hace sentir muy feliz, ya que llegué a sus vidas en momentos muy tristes, todos se habían alejado pero con mi presencia se unieron en un sentimiento en común y lograr volver a estar unidos como lo han hecho hasta ahora. Me siento muy orgulloso de ser parte de esta familia, estoy plenamente enamorado de ella y ella de mi»…

Sé que haber comprado a Simón en un bazar no fue lo mejor que pude hacer en la vida, pero Gracias a Dios, al amor y cuidados que le brindamos pudo salir adelante. Si no lo tuviéramos nosotros no sé que sería de él. En cuanto Simón mejoró, el veterinario y yo intentamos levantar una demanda contra este negocio, pero tristemente no pudimos hacer nada, ya que bien dicen que con dinero baila el perro y con una multa bastaba para que ellos siguieran lucrando. De esta gran experiencia aprendí que no es bueno comprar perritos… no es justo que se lucre con su vida. Creo la adopción y la promuevo, hay tantos Super Cachorros esperando un hogar y dispuestos a dar todo su amor.

Historia narrada por: Gabriela Lutteroth.