Imagen: Fabienne

Podríamos decir que los perros son mejores que las personas en ciertas cosas, tanto como los humanos son mejores que los perros para otras. Es una afirmación que genera mucha controversia debido a que suele usarse en situaciones donde lo que se cuestiona es la moral, o la falta de moral, de algunas personas.

Los humanos y los perros son especies distintas, con diferentes capacidades y habilidades: no le pidamos a un perro que escriba un artículo para explicar cómo amar de manera desinteresada, él lo demuestra con hechos; no le pidamos a un humano que encuentre un objeto o una persona perdida, él entrena a su perro para que le ayude a la tarea.

No podemos afirmar categóricamente quién es mejor que quien, esto definiría una competencia absurda en la que el perro sale perdiendo simplemente porque somos los humanos los que imponemos las reglas.

Los humanos solemos (mal hecho) establecer relaciones tiránicas con nuestros perros y ellos lo aceptan simplemente porque no tienen otra opción; pero también hemos aprendido a entender sus capacidades valiéndonos de las ciencias de la mente y la conducta para lograr con ellos grandes eventos, como el rescate de personas o las terapias de asistencia.

¿Por qué es común escuchar esta frase?

Muchas veces la crueldad y la falta de moral de ciertas personas hacia los animales (incluyendo a los humanos) nos hace creer que todos los humanos actuaríamos de esa forma y podríamos afirmar que todos los animales son mejores que cualquier humano.

Hay muchas cosas que podemos aprender de ellos: la empatía, el amor incondicional, el disfrutar de cada momento en toda su expresión, la capacidad de observación, la espontaneidad de mostrar las emociones, la solidaridad, la lealtad, muchísimas virtudes que sólo puedes ver en un perro cuando tienes un vínculo afectivo que te lleva a respetarlo como el individuo que es.

¿Te atreverías a afirmar que un conejo es mejor que un tiburón? Podríamos pensar que quizá pases mejores momentos con el conejo, porque su naturaleza así te lo permite; sin embargo, no es correcto ponerlos en competencia.

Los humanos deberíamos dejar de pensar que somos los dueños del Universo, que todo gira en torno de nosotros, que tenemos derecho a subyugar a las demás especies, deberíamos pensar más en los otros que en nosotros mismos; deberíamos creer que dar amor es importante, deberíamos dar amor más a menudo.

Si los perros han decidido amarnos y estar a nuestro lado durante miles de años, no deben estar equivocados, algo bueno habremos de tener. Confiemos en ellos, y seamos cada vez mejores, para ellos, para el planeta, para el mundo entero.

Por otro lado, si de algo debemos estar seguros es que ellos jamás nos abandonarán.

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