71 pisos a cambio de la vida


Omar Eduardo Rivera trabajaba en el World Trade Center en Nueva York, Estados Unidos hasta el atentado del 11 de Septiembre del 2001. Omar, un oficinista ciego y parte del equipo técnico computacional, se encontraba en el piso 71 acompañado de su perro guía Salty.

El día de la tragedia del atentado 9/11, Omar se encontraba en su espacio de trabajo y como de costumbre Salty (su perro) debajo de su escritorio. Cuando los dos aviones colapsaron contra las torres, el ruido y el movimiento impactaron a Omar y supo que la torre estaba en peligro y que le sería casi imposible evacuar. Dudó si debía salir o quedarse, mientras Salty corría por todos lados con ansiedad pero sin dejarlo atrás. Omar y Salty finalmente se pusieron en movimiento. «Pensó que estaba perdido, pues el ruido, los gritos y el calor eran horribles. Al acercarme a las escaleras e intentar bajar, sentí que sería imposible llegar hasta la salida junto a Salty, pues no avanzábamos. Lo único que pensaba era que mi perro debía salvarse, que debía escapar lo antes posible. Le di la oportunidad de escapar soltando del collar, dándole unas palmadas y diciendo que se fuera y huyera de ahí.» Platicó Omar R.

Salty obedeció a su dueño y soltándolo se apresuró a bajar por las escaleras. El perro guía fue arrastrado entre toda la multitud (la gente que sobrevivió, aún recuerda a Salty bajando las escaleras). Perdido entre tanta gente se detuvo y decidió regresar a su dueño y guiarlo hasta la planta baja.

«A pesar de tanto calor y ruido, el movimiento en las escaleras era lento. De pronto, sentí en mis piernas un empujón. Era Salty, había regresado a mi, a pesar de haberlo dejado libre, el decidió regresar a mi.»

Salty y un compañero de trabajo de Omar (del cual el nombre se desconoce) tomaron la responsabilidad de ayudar a Omar a bajar en un trayecto de casi dos horas.

«Después de llegar a la planta baja, y lograr salir del edificio, a los pocos minutos, el edificio colapso, se desplomó» Declaró Omar Rivera

Omar Rivera dijo deberle la vida a su compañero, mejor y siempre amigo Salty, por permanecer a su lado a pesar de los gritos, el calor y el miedo que se sentía en el ambiente. Por soportar 71 pisos paso a paso junto a él, por regresar y no dejarlo atrás.

Después del atentado del 11 de Septiembre del 2001, Omar decidió retirar a Salty y dejarlo descansar y disfrutar la vida a su lado relajadamente. Desafortunadamente, en el año 2008, Salty falleció, dejando todo un legado de amistad y lealtad incondicional.

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